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La cirugía oculoplástica se ocupa de todas las alteraciones que puedan aparecer alrededor de los ojos, en párpados, cejas, etc, tanto de tipo funcional (enfermedades de los párpados) como estético. El contorno del ojo es la zona más frágil y delicada del rostro. Necesita nuestra atención porque la edad, el cansancio y el estrés dejan sus huellas en él bajo distintas formas que van desde las ojeras hasta las “patas de gallo”, pasando por las bolsas e hinchazones de los párpados.

Toxina botulínica

La toxina botulínica es conocida por su acción relajante sobre los músculos, lo que la convierte en una de las “estrellas” de los tratamientos de rejuvenecimiento y belleza. Nuestros cirujanos la emplean para atenuar líneas de expresión causadas por el paso del tiempo y para suavizar molestas y antiestéticas arrugas.

Esto se consigue al relajar de manera controlada algunos de los músculos responsables de la expresión facial, obteniendo un aspecto más joven y terso de la cara. Es importante señalar que la acción de la toxina botulínica dura unos meses, debiendo repetirse periódicamente su aplicación en función de las personas (si gesticulan mucho o no) y de la edad. Los efectos secundarios pueden incluir un pequeño hematoma y, en alguna ocasión, ligeras asimetrías que se corrigen con un retoque.

De igual manera, este fármaco puede ser utilizado para tratar determinadas enfermedades. En este sentido, con la aplicación de forma controlada de la toxina botulínica se trata el blefaroespasmo esencial, enfermedad en la que los párpados se cierran involuntariamente de forma repetida.

Blefaroplastia

De todas las técnicas microquirúrgicas que se utilizan en Oculoplastia, la blefaroplastia es la más frecuente, ya que este tratamiento elimina las “bolsas” de los párpados o párpados caídos.

El procedimiento consiste en extraer la grasa al mismo tiempo que exceso de piel y músculo de los párpados superiores e inferiores. La cirugía puede corregir la separación de los párpados superiores y embolsamiento de la parte inferior de los ojos, rasgos que pueden hacer que una persona se vea más vieja y más cansada de lo que se siente, pudiendo en algunos casos incluso interferir con la visión.

Sin embargo, este procedimiento no elimina las arrugas o llamadas "patas de gallo"; casi no elimina los círculos oscuros por debajo de los ojos ni levanta las cejas caídas, ya que esto será solucionado por otras técnicas.

El tratamiento de las arrugas perioculares puede ser llevado a cabo también mediante inyección de toxina botulínica en puntos estratégicos de la región periocular, consiguiendo una importante atenuación de las arrugas sin restar expresividad a la cara, y siendo totalmente reversible en 6 meses.

Órbita y Párpados

Con respecto a los problemas estéticos, el paso del tiempo, junto con factores externos como el frío, el sol intenso, los ambientes muy secos generados por aires acondicionados o las calefacciones, provoca un deterioro de la estructura de la piel que se deja sentir muy especialmente en la cara, y fundamentalmente a nivel de los párpados y contorno de ojos, proporcionando a nuestro rostro un aspecto triste y cansado.

Este deterioro puede ser retardado con tratamiento cosmético, pero hay una serie de manifestaciones, como las conocidas “patas de gallo”, “bolsas” en los párpados y cambios de forma y posición de la ceja, que precisan, para ser corregidas, de pequeñas intervenciones quirúrgicas a las que cada vez más recurren tanto hombres como mujeres, con el fin de mejorar su aspecto, para resolver:

Problemas estéticos de la región periocular.

  • Arrugas perioculares ("patas de gallo").
  • Secuelas de cirugía cosmética previa (retracción palpebral, síndrome de ojo seco…).
  • Alteraciones de la cavidad anoftálmica.
  • Anomalías palpebrales asociadas a cavidad anoftálmica.
  • Excesos de piel y tejido subcutáneo en párpados: “bolsas”.
  • Laxitud de los párpados, descenso de los cantos laterales.

Ojo seco

La secreción lagrimal suele disminuir con la edad. El ojo seco es una enfermedad multifactorial de la película lagrimal y la superficie ocular que causa síntomas de malestar, trastornos visuales e inestabilidad de la película lagrimal, con daño potencial en la superficie ocular. Va acompañada de un incremento de la osmolaridad de la lágrima e inflamación de la superficie ocular.

Puede deberse a una falta de secreción de la lágrima (ojo seco hiposecretor), como ocurre en algunas enfermedades inmunológicas, factores hormonales o con la edad, entre otras muchas causas, o a una mala calidad de la lágrima (ojo seco evaporativo), debida a alteraciones locales como la blefaritis o alergias, entre otras, que además se ven influidas por factores ambientales, como las calefacciones, aire acondicionado, trabajo con pantalla, etc.

El ojo seco es la patología más frecuente que acude a nuestras consultas, pues produce un amplio y variado cuadro de síntomas que alteran la calidad de vida y el rendimiento laboral del paciente.

Requiere, para su diagnóstico adecuado, una correcta exploración e identificación de los síntomas y circunstancias, y pruebas específicas entre las que destaca el análisis de la osmolaridad de la lágrima, imprescindibles para identificar el tipo de patología, severidad de la afectación de la superficie ocular y enfermedades subyacentes.

El tratamiento para el ojo seco será específico para cada paciente y situación, y abarca desde el uso de sustitutivos de la lágrima (lágrimas artificiales), el implante de tapones en el conducto lagrimal o la corrección de la secreción de las glándulas del borde del párpado mediante gafas sauna, hasta el uso de antiinflamatorios o sueros revitalizantes extraídos de la propia sangre del paciente (suero autólogo).

No se debe banalizar esta patología, pues además de su frecuencia de aparición y deterioro de la calidad de vida del paciente, puede ser la punta del iceberg de enfermedades endocrinas, hormonales, y sobre todo autoinmunes, cuyo diagnóstico precoz es de la mayor trascendencia.

Vías Lagrimales

La obstrucción de esta vía es una de las causas frecuentes de lagrimeo y de infecciones oculares. La solución de estas obstrucciones es siempre quirúrgica. Las técnicas más utilizadas para solucionar este problema son las que citamos a continuación:

  • Intubación Temporal de la vía lagrimal. Utilizada en casos de obstrucción parcial.
  • Dacriocistorrinostomía. Consiste en la creación de una nueva vía para llevar la lágrima desde los puntos lagrimales del ojo a la nariz salvando el obstáculo existente. Se puede realizar mediante un abordaje externo o transcanalicular con láser diodo (DCRTC).
  • Dacriocistectomía. Consiste en la extirpación del saco lagrimal, obstruido y habitualmente infectado, y se ha contraindicado la realización de una dacriocistorrinostomía.

La DCRTC es una técnica muy rápida, prácticamente indolora y muy poco invasiva, que permite recanalizar la vía lagrimal sin necesidad de realizar incisiones en la piel y que disminuye significativamente el riesgo quirúrgico y la incomodidad de la cirugía convencional. Consiste en la apertura de una comunicación entre el saco lagrimal y la nariz gracias a una sonda láser de 600 micras que se introduce por los canalículos con control endoscópico de la nariz, consiguiendo así que el ojo deje de llorar y de producirse infecciones, con mínimas molestias para el paciente.

Rejuvenecimiento periocular

La región periocular, los ojos y las estructuras que los rodean (cejas, párpados, comisuras) es la parte del rostro que más atención recibe, constituye uno de los ejes de la expresión y es también uno de los principales espejos del envejecimiento prematuro. Conforme pasan los años, así como por condiciones genéticas y de herencia, esa zona experimenta cambios que pueden incluir:

  • Aumento en las líneas de expresión periocular (“patas de gallo”, arrugas en el entrecejo…).
  • Presencia de bolsas en los párpados.
  • Exceso y caída de la piel de los párpados (párpados caídos).
  • Caída del propio párpado (ptosis).
  • Caída de la ceja.

Frente a otros especialistas, los oftalmólogos tenemos la enorme ventaja de conocer la anatomía, fisiología y cirugía de esa zona.

La presencia de una o de varias de estas alteraciones da la apariencia de un ojo de más edad, o una sensación de cansancio o “abandono” que no se corresponden con la situación real de las personas.

Lamentablemente, estos cambios son progresivos e irreversibles, a menos que tomemos cartas en el asunto.

Tratamientos quirúrgicos:

En los casos de bolsas, caída de la piel y de los párpados, la única solución efectiva y definitiva es llevar a cabo una serie de sencillos procedimientos quirúrgicos para ayudar a restaurar la armonía de la zona con naturalidad y elegancia. Afortunadamente, la nueva tendencia en la cirugía estética es conseguir los resultados deseados por el paciente con procedimientos mínimos; esto implica que la mayoría de estos procedimientos se pueden efectuar de manera segura y efectiva de forma ambulatoria y bajo anestesia local, con periodos de recuperación muy cortos, y sobre todo con seguridad y efectividad.

La corrección del párpado superior se puede efectuar en menos de una hora, con anestesia local y sin ninguna molestia para el paciente. Al cabo de muy pocos días los resultados ya son evidentes y casi imperceptibles.

Del mismo modo, la corrección de bolsas implica pequeñas intervenciones, rápidas y sencillas y con resultados notables. Dependiendo del grado de deterioro, la cirugía de las bolsas puede hacerse por vía conjuntival sin incisiones en la piel o, en casos con laxitud de la piel, se hace una fina incisión bajo la línea de las pestañas que en poco tiempo resultará imperceptible, así como puede ser necesaria una sujeción del canto lateral para evitar problemas en esa zona o dificultades del cierre.

Es importante señalar que para intentar conseguir estos resultados y facilitar la técnica quirúrgica, es necesaria una preparación previa, sencilla y fácil de llevar, con el fin de minimizar los estigmas de la intervención, como pueden ser la inflamación y los hematomas. Para esto aconsejamos el empleo de ciertos productos que previenen la formación de hematomas y al mismo tiempo hidratan y fortalecen la piel. Una vez efectuada la intervención se pueden seguir una serie de cuidados básicos para acelerar la recuperación, entre ellos la aplicación de productos antiinflamatorios, drenaje linfático manual y protectores solares.

En este sentido es importante insistir en que nuestro objetivo como cirujanos al realizar estas correcciones es mantener la expresividad personal del paciente, sin cambios exagerados o llamativos, sino únicamente mejorar y optimizar la apariencia, restaurando la jovialidad, alegría, lozanía y naturalidad de la zona.