El ojo seco es una enfermedad multifactorial de la película lagrimal y la superficie ocular que causa síntomas de malestar, trastornos visuales e inestabilidad de la película lagrimal, con daño potencial en la superficie ocular. Va acompañada de un incremento de la osmolaridad de la lágrima e inflamación de la superficie ocular.
Puede deberse a una falta de secreción de la lágrima (ojo seco hiposecretor), como ocurre en algunas enfermedades inmunológicas, a factores hormonales o por la edad, entre otras muchas causas, o a una mala calidad de la lágrima (ojo seco evaporativo) debida a alteraciones locales como la blefaritis o alergias, entre otras, que además se ven influidas por factores ambientales, como las calefacciones, aire acondicionado, trabajo con pantalla, etc.
Requiere, para su diagnóstico adecuado, una correcta exploración e identificación de los síntomas y circunstancias, y pruebas específicas entre las que destacan el análisis de la osmolaridad de la lágrima, imprescindible para identificar el tipo de enfermedad, severidad de la afectación de la superficie ocular y enfermedades subyacentes.
No se debe banalizar esta enfermedad, pues además de su frecuencia de aparición y deterioro de la calidad de vida del paciente, puede ser la punta del iceberg de enfermedades endocrinas, hormonales, y sobre todo autoinmunes, cuyo diagnóstico precoz es de la mayor trascendencia.
Es fundamental tener un protocolo de diagnóstico ante un paciente con síntomas y signos de ojo seco.
Lo primero y más importante es hablar con el paciente, definir sus síntomas, cuándo aparecen o son más intensos, si se levanta mejor o peor, si empeora a lo largo del día y la actividad visual, hábitos, intolerancias cosméticas, alergias, otros síntomas como sequedad de boca, dolores articulares, medicaciones generales, tabaquismo, tratamientos anteriores, etc.
Disponemos de encuestas dirigidas a definir y cuantificar la severidad de la sintomatología:
Teñir la lágrima con colorantes, como la fluoresceína, que mediante iluminación con luz azul cobalto nos permite valorar la uniformidad de la lágrima, el tiempo de rotura de la película lagrimal, erosiones y punteado en la superficie de la córnea y la conjuntiva.
No todos los ojos secos son iguales, cada paciente tiene un tipo de ojo seco diferente y es importante etiquetarlo para un tratamiento adecuado a cada caso.